Bueno, pues ya está todo el pescado vendido. Lo que quiero decir es que mi próxima novela ya está presentada y corregida. Ahora, lo que queda está en las manos de los profesionales: terminar de corregirla, buscarle una portada atrayente, maquetarla, publicarla... A mí solo me queda morderme las uñas de nerviosismo.
No lo aseguro, porque todavía no tengo la fecha, pero si es posible y da tiempo, saldrá a la venta en noviembre.
He de confesaros que esta novela es especial para mí. Tengo con ella unos sentimientos encontrados. Por una parte la considero mía, pero por otra parte es como si perteneciera a sus protagonistas.
Os explico: esta novela está escrita desde hace un par de años, pero cuando la saqué del cajón, no pude dejarla tal cual. Comencé a repasarla y cada vez borraba y escribía más. Mis manos no obedecían a mi cabeza, sino a sus protagonistas. Ya. Ya sé. No os lo creéis. Bueno, es lo que he sentido. Tanto es así, que la novela que he acabado entregando a mi editorial, no tiene gran parecido a como era.
Adam y Elsa han escrito su propia historia, se han comportado como les ha dado la gana y han resueltos sus diferencias como ellos han querido. ¡Os aseguro que han pasado de mí!
Ya os iré contando según vaya teniendo información.
¡Ah! No sé si puedo, así que guardadme el secreto... su título será El dilema de Elsa.
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